Catequesis para 4to y 5to Grado. Semana Santa. Domingo de Ramos.

La Semana Santa es el momento litúrgico más importante de todo el año, en esos días recordamos y revivimos la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Actualizado el 19 de marzo del 2024

Catequesis de Semana Santa

 

La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y concluye el Domingo de Pascua. Lo importante de este tiempo es entender por qué Jesús murió y resucitó, lo que nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.

Este domingo de ramos en el año de nuestra Primera Comunión, más que nunca necesitamos recibir a Jesús en nuestras vidas, abrirle las puertas de nuestros hogares y de nuestros corazones, por eso vamos a acercarnos a la iglesia a recibir y bendecir las palmas, con las que recibiremos a Jesús a quien vamos a pedirle por nuestra familia! Que cada día de esta Semana Santa aprendamos juntos, oremos juntos y ahí donde estemos va a estar papá Dios. Desde nuestro CBB les estaremos acompañando cada día...   

Veamos el siguiente video: 

 

Escribe en tu cuaderno:

1. ¿Qué significa el Domingo de Ramos?

Ahora con mucha atención vamos a escuchar los datos que debemos conocer sobre este día.

2. Vamos a escribir en el cuaderno la oración para poner las palmas benditas en el hogar y vamos a orar juntos en familia mientras la colocamos en la entrada de nuestra casa, como acostumbramos los venezolanos..

3. Escribe  3 de los datos que más te llamaron la atención del Domingo de Ramos.

 

En el siguiente video puedes hacerte una idea de Jesús entrando en Jerusalén, la canción se llama Los niños Hebreos, los Bicentenarios que se preparan para su comunión y los que siempre nos acompañan, reciben la procesión en nuestra iglesia cantando Los Niños Hebreos, especialmente porque ese año recibirán a Jesús en su corazón y en la comunión. 

 

 

4. Escribe el significado de Hosanna y el coro de la canción "Los niños hebreos" 

 

Pedimos a los padres de nuestros Bicentenarios comentar con ellos este domingo el pasaje de la Biblia donde se narra este episodio. Lucas 19, 28-40.

Si no tienen Bibilia pueden leerlo a continuación:

Lucas 19:29-44 
Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió dos de sus discípulos, diciendo: Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo, y traedlo. Y si alguien os preguntare: ¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita. Fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo. Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita. Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima. Y a su paso tendían sus mantos por el camino. Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: !!Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas! Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.

 

En la misa se leerá la Pasión de Cristo, podemos también hacerlo en casa con la familia:


Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 23, 1-49

C. En aquel tiempo, se levantó toda la asamblea, o sea, sumos sacerdotes y escribas, y llevaron a Jesús a presencia de Pilato.
No encuentro ninguna culpa en este hombre

C. Y se pusieron a acusarlo, diciendo:

S. —«Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey».

C. Pilato preguntó a Jesús:

S. —«¿Eres tú el rey de los judíos?».

C. Él le contesto:

—«Tú lo dices».

C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:

S. —«No encuentro ninguna culpa en este hombre».

C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:

S. —«Solivianta al pueblo enseñando, por toda Judea, desde Galilea hasta aquí».

C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días.

Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio

C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro.

Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra.

Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco.

Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.

Pilato entregó a Jesús a su arbitrio

C. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:

S. —«Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».

C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa, diciendo:

S. —«¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás».

C. A este lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.

Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:

S.—«¡Crucifícalo, crucifícalo!».

C. Él les dijo por tercera vez:

S.—«Pues, ¿qué mal ha hecho este? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré».

C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío.

Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.

Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí

C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.

Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él.

Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:

—«Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: "Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado". Entonces empezarán a decirles a los montes: "Desplomaos sobre nosotros", y a las colinas: "Sepultadnos"; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?».

C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen

C. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Jesús decía:

—«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

C. Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.

Éste es el rey de los judíos

C. El pueblo estaba mirando.

Las autoridades le hacían muecas, diciendo:

S. —«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».

C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:

S. —«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».

C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos».


Hoy estarás conmigo en el paraíso

C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:

S. —«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».

C. Pero el otro le increpaba:

S.—«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha faltado en nada».

C: Y decía:

S. —«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».

C. Jesús le respondió:

—«Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

C. Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:

—«Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu».

C. Y, dicho esto, expiró.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa

C. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo:

S. —«Realmente, este hombre era justo».

C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvía dándose golpes de pecho.

Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.

Palabra del Señor.  Gloria a ti Señor Jesús.

 

Es momento para comentar juntos este relato que nos abre las puertas para la catequesis en el hogar, recuerden que los niñitos aprenden de las personas más importantes de sus vidas, de su ejemplo y de las prácticas constantes en la familia. Si queremos que nuestros niños conozcan y amen a papá Dios deben ver que sus padres aman a Dios, de este modo cuando lo busquen, rápidamente lo encontrarán. 

 

Acá un dibujo para pintar y una canción...

 

 Que Dios bendiga el hogar de cada uno de nuestros Bicentenarios,

son nuestros niñitos los que nos recuerdan que Jesús está aquí. 

CONTACTO

Colegio Bicentenario de Bolívar

colegiobicentenariodebolivar@gmail.com

Caracas: +58 212-4611735

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